Aventuras extremas en los extremos de la Ciudad-Maravilla


Porque de entre el estiércol nace la flor.”

Eduardo Giannetti


Lunes, 8 de agosto de 2022.

La avenida Maxwell es una herida luminosa conectando la baja planicie del viejo Rio con los barrios populares, Andaraí y el morro de idem, Santa Isabel, etc.. Sus bulliciosas orillas (las de la avenida Maxwell) albergan un enjambre de escuelas de samba, iglesias de Jesús del Séptimo Día, supermercados macilentos y bares (“butecos”) “pies sucios”. La avenida Maxwell es, podría decirse, el sambódromo de los pobres.

Esta es tierra de trabajadores y de sambistas, y de ambas cosas juntas. Su inspiración fertil y, aparentemente, inagotable, viene nutriendo la memoria carnavalesca en su más egregia expresión desde los primeros tiempos.

Aquí, un grupo de afrodescendentes con posibles dio en fundar el “Renascença Clube”, imitando otros establecimientos del estilo habidos en la ciudad en los que no eran admitidos en razón del color de su piel. Hélos aquí posando para la cámara en el museito que guarda la memoria del lugar. Su nombre - “Renascença”- bien podría estar inspirado en la “Renaissance” harlemita de los años 20 y 30.



El sitio fue almacén de mercancías antes de convertirse en club aburguesado, o así, y espacio abierto al solaz de la clase trabajadora, con mayoría abrumadora de afrodescendentes y asimilados. De ahí, la sobriedad de las instalaciones. El cuadro, en su conjunto, recuerda establecimientos similares en otras partes del mundo (La Habana, ciudad de México...)

El cuidador del museito me pide que le regale mi bolígrafo Bic. Antes muerto.

Moacyr Luz pasaba por ahí cuando se le pasó la idea de fundar el “Samba do Trabalhador”, año de 2005. De entonces, el SDT se ha convertido em una referencia para los amantes de la farra y el samba, siendo ambos términos básicamente sinónimos, al punto de congregar todos los martes a una humanidad sudorosa y bailona, cordial y antibolsonarista, lógicamente. Aquí nadie pide el carnet, ni cuenta el color de la piel o la creencia religiosa. El acceso com armas está rigurosamente prohibido.



Los músicos en torno a la mesa en un remedo musical y barullento de la Última Cena, la plebe rodeándoles; todos cantan, todos bailan, menos los músicos, que no bailan porque no pueden. Vuelan los chopps (equivalentes a nuestras cañas), los espetinhos de jugosa ternera, los acarajé * vigorosamente apimentados. Moacyr Luz oficia la ceremonia puesto en pie, primero, y sentado, una vez que la ingesta alcohólica ha hecho sus efectos. Los retratos de Lélia González, Nelson Mandela, Martin Luther King y Zumbi dos Palmares en tamaño king size nos recuerdan que, aunque pueda no parecerlo, estamos en un espacio sacramental.



Sábado, 12


"Vocês [França] estão ficando irrelevantes para nós. É melhor vocês nos tratarem bem porque senão vamos ligar o 'f…-se' para vocês" **

Paulo Guedes, Ministro de Economía de Brasil.


Veintiséis kilómetros y algunos metros: la distancia que separa el Samba do Trabalhador de la Academia Brasileira de Letras (ABL). Apenas un saltito pa´lante, María, en términos físico-axiomáticos-contingentes, o un mundo, si se entiende el abismo ético, estético y metafísico que separa ambas instituciones situadas a un extremo y otro de lacariocacidad”.

Rio de Janeiro es la distancia que separa el Samba del Trabalhador de la Academia Brasileira de Letras.

La ABL es un viejo cascarón varado en el tiempo, el penúltimo vestigio de la ancienne aristocratie que se resiste a despetar de un sueño de siglos; una república independiente habitada por una raza de inmortales de terno bordado y espadín al cinto. Los candelabros, de cristal francés; la porcelana, de Sèvres.

En los salones ennoblecidos de la ABL, la ciudad imaginada e ante el espejo al verse tan hermosa.

Ciento veintiséis años después de la puesta en marcha de la gálica institución, los autodenominados “inmortales” vuelven su mirada al planeta tierra buscando una legimitidad que se les niega, de donde la presencia de Gilberto Gil descollando sobre un mar de eternidad nívea. Con la ventaja de que, a él, el uniforme le sienta mucho mejor.

«Créame que es la primera vez que hablo con un inmortal».

Mis encuentros con el futuro imperecible han tenido la nota común de la cordialidad: Vitoria-Gasteiz, Londres y Madrid, Teatro Monumental, año de 1975. Gil actuando como telonero de Baden Powell y su quinteto. “Baden andaba como loco por comprarse una guitarra así que, según llegamos, se esfumó, hasta que apareció con una Ibañez en la mano y una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja”.

Uno acude a la ABL para asistir a la toma de posesión como inmortal de Eduardo Giannetti, economista y escritor de frente despejada y mirar penetrante, y se encuentra con Roberto daMatta, antropólogo y octogenario doblemente venerable, por su obra y por su barba modelo “Imperial”, comentando la actualidad política al son de Bob Marley: you can get it if you really want, but you must try, try and try... lo que demuestra que, incluso en el país de los inmortales, the times they are a-changin'.

En la eventualidad de una subida del nivel de los océanos por efecto del calentamiento global, el Samba del Trabalhador quedaría a salvo en tanto que el acceso a la ABL se circunscribirá a los lenguados, los erizos de mar y los académicos con conocimientos de submarinismo.

Fotos: JMGM, fondos del Samba do Trabalhador y Academia Brasileira de Letras. 


* Especie de bollo elaborado con una masa de judías y camarones relacionado con las tradiciones religiosas afrobrasileñas.

** «Ustedes (refiriéndose a la nación francesa) se están volviendo irrelevantes para nosotros. Es mejor que nos traten bien porque, si no, vamos a mandarles a la mierda”.


Bonus track 

Moacyr Luz & Boberto Biela - Sala Clamores, Madrid, 2009 - "Quando se é popular" 

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