Mis dos “Charlie Parker with strings”

Un crónica, una reflexión, una entrevista




En el año 1950, Charlie Parker cumplió su antiguo deseo de grabar un disco interpretando material standard con acompañamiento de cuerdas y una sección rítmica “convencional”. El éxito de la grabación, tenida por algunos como una “claudicación” por parte del saxofonista, llevó a una segunda sesión grabada ese mismo año y editada con el mismo título: “Charlie Parker with strings”. Ambas sesiones fueron reeditadas conjuntamente, en formato de vinilo y CD, junto con el consiguiente material adicional, por el sello Verve. El saxofonista utilizó los arreglos originales de aquellas sesiones en sus subsiguientes presentaciones en vivo con grupo de cuerda (en Bird with strings”. Live at the Apollo, Carnegie Hall &Birdland”).

Charlie Parker with strings” fue el mayor éxito comercial en la carrera del saxofonista, al punto de instaurar una moda que alcanzó a músicos de toda especie y condición, desde Stan Getz (”Focus”) a Clifford Brown (“With strings”), Billie Holiday, Duke Ellington (“The Duke at Tanglewood”), Chet Baker, Paul Desmond, Wes Montgomery, Art Pepper, Bill Evans, Coleman Hawkins, Ben Webster, Hal McKusick, John Tchicai, Ornette Coleman, Wayne Shorter, Charlie Watts, Roy Hargrove, Joshua Redman, Brad Mehldau, Chris Potter, Esparanza Spalding, Kamasi Washington…


Mi primer “Charlie Parker with strings”: Duelo de titanes, aproximadamente.

20 de noviembre de 1974.

Sonny Sttit & Charles McPherson play “Charlie Parker with strings”.

Teatro Monumental, Madrid (1)

() Un rápido reajuste de la mise en scène, y ahí teníamos a la Orquesta Teatro Lírico de Madrid” - docena y media de violinistas, violín más o menosocupando la parte trasera del escenario, más Sonny Stitt y Charles McPherson en lugar principal, y Cifu (Juan Claudio Cifuentes), a su vera, contándonos lo importante que era todo aquello, que nunca se había visto nada igual, ni aquí, ni en Singapur, ni viviendo Charlie Parker, ni fallecido. Y puede que hasta fuera verdad. La diferencia, en este caso, estribaba en el hecho de que, en lugar de uno, teníamos dosCharlie Parker”, siendo que ambos “Charlie Parker” eran cualquier cosa menos una réplica del original. Lo explico en mi cuaderno de explicar cosas: “lejos de buscar el parecido, el diálogo entrambos se sustentó en el contraste de estilos y generaciones, como si, partiendo de un mismo punto de origen hubieran llegado uno y otro a diferentes puertos de destino”. Lo que casa con lo dicho por John S. Wilson en su crónica del estreno del espectáculo, en Nueva York, para el NYT: “Mr. Stitt y Charles McPherson estaban completamente a sus anchas interpretando la obra de Parker con la misma naturalidad con la que podrían estar interpretando sus propias composiciones.

Wilson destaca las intervenciones del segundo breves pero ajustadas (…) con el poderío emocional necesario para sobreponerse a las somnolientas cuerdas”. Con ello, que - vuelvo a mis anotaciones a pie de escenario - el resultado “puede que no fuera no inesperadamente bonito, pero fue hermoso, y hasta emocionante, eventualmente; y lo que tuvo de consabido, por la envoltura y el desabrido (anémico, somnoliento) acompañamiento, lo compensaron los dos “Charlie Parker” con sus ejecuciones llenas de un frescor, un vuelo, que nadie hubiera esperado teniendo en cuenta las circunstancias. Y, bueno, tampoco hay que pedirle peras al olmo”.

Una vez más – acaso debería pedir perdón al lector por ello – no se me alcanza a recordar las piezas que interpretaron los arriba mencionados (tempus fugit, y esas cosas), ni he hallado lugar alguno en el que se consigne dicho dato, si bien, entiendo que el asunto tiene un interés relativo, it´s not what you play...



Mi segundo “Charlie Parker with strings”: historia de una claudicación.

Treinta y un años después, ahí estábamos de vuelta. “Phil Woods interpreta Charlie Parker with strings… and more”, el disco y el directo (2). Las mismas partituras, diferentes intérpretes y un solo Dios verdadero.

Phil Woods es/era un fino estilista en la acepción popular del término que el diccionario de la RAE no recoge. Eran él, Sonny Stitt y otros ochocientos mil que sólo tenían oídos para el genio del jazz, quiero ser el califa en lugar del califa. Phil Woods sólo cometió el error imperdonable de no morirse cuando debió hacerlo. “El verdadero creador sólo mira atrás para buscar inspiración”, me dijo en larga entrevista que publicó Cuadernos de Jazz (3). Como declaración de intenciones, no está mal, por más que del dicho al hecho fuera un trecho, recorrido o transcurso. Ya se sabe: adonde el recuerdo no alcanza, llegan los discos. El Charlie Parker de Phil Woods es eso: una entelequia.

Phil Woods toca un Parker limpio de polvo y paja; un Parker límpido como una patena, higienizado, pero no aséptico; un Charlie Parker que ríe al verse tan bello ante el espejo. El Charlie Parker de Phil Woods es un Parker articulado, pulcro, erudito, relajado (!relajado!) e inteligible. No es Charlie Parker.

Escuchar a Phil Woods siendo Parker, siendo strings, siéndolo todo, nos proporciona un cierto placer culpable. Ni una nota fuera de su lugar, todo (los tempos, los cierres) donde corresponde y, sin embargo, falta algo. Lo más importante: el destello que ilumina el instante fugaz en un descuido de los sinfónicos. El pellizco parkeriano y gitano.

El de Woods, es un Charlie Parker atado y bien atado.

A Charlie Parker, con strings o sin ellas, hay que leerle entre líneas, descubrirse ante la precisa imprecisión del improvisador cerril, sus vuelos rasantes, su sonido áspero, atropellado o “raspáo”, que toca y nos toca en lo más profundo en medio de un universo en combustión. “Charlie Parker with strings” es eso: la convención, lo previsible y lo inaudito e imprevisible batallando entre sí, un diálogo de sordos con los oídos muy abiertos. El disco, paradójico de por sí, deja de serlo en manos del discípulo para devenir en un admirable ejercicio de estilo siempre y cuando se prescinda del modelo que lo inspira. Si no fuera por lo herético, uno diría que hay más “Charlie Parker with strings” en el “Soy gitano” de Camarón que en ningún otro lugar.

Por terminar, “Phil Woods...” es una resignación y un mirar hacia atrás sin ira, ni la radicalidad del suicidio ni la grandiosidad de la hibernación, apenas una modesta cura en salud para pasar el rato en las largas noches de invierno.



Phil Woods sobre “Charlie Parker with strings”: la entrevista.

25 de julio de 2005.

Phil Woods: Bird with Strings... and More!

Festival de Jazz de San Sebastián (4)

Tras más de medio siglo en la carretera, el veterano saxofonista Phil Woods regresa al Viejo Continente para presentar su proyecto más querido, “Bird with Strings... and More!”, en el que recrea la música creada por Charlie Parker para su sesión de grabación con una orquesta de cuerdas. “Es un modo de llevar el jazz a un tipo de público que puede que no esté muy interesado por esta música… quién sabe si esto servirá para que alguien descubra la música de Charlie Parker y se enganche a ella”. Quede claro que, para Woods, el término “asequible”, aplicado a la música de Charlie Parker, no es sinónimo de “obvio” o “fácil”: no es fácil interpretar esta música. Cuando salió el disco, muchos dijeron que era demasiado sentimental, que Charlie Parker se había “vendido”, que se limitaba a tocar la melodía. Sin embargo, tocar la melodía correctamente es todo un arte y es lo más difícil que existe. Yo, lo que intento, es mantener viva esa tradición”. Miembro destacado del Club de Parkerianos Ilustres, Woods es consciente de la distancia que separa al saxofonista de la mayoría de sus seguidores. “De vivir Parker, estoy seguro de que no tocaría su música del modo en que se viene haciendo. Lo que a él le motivaba era ir siempre un paso más allá, solo quería desarrollar sus ideas y llegar a algo nuevo. Al momento de su muerte lo que realmente le interesaba era la música Edgard Varese, Bartok, Stravinsky, Schoenberg... solo Dios sabe lo que estaría haciendo en este momento de vivir”. Tras casi sesenta años de vida musical, Woods sigue teniendo la música de Parker como santo, seña y referencia principal. “No me canso de tocar su música del mismo modo que nadie se cansa de tocar a Mozart.mSoy consciente de que, si hubiera podido alguna vez cambiar algo, tendría que haberlo hecho cuando todavía era joven. Ahora, me contento con mantener vivo el fuego de todos los músicos de jazz que me precedieron y trato de mantener la pureza de la música. Ese es mi trabajo.”




Notas


(1) El presente texto está extraído de: Manifiesto contra los “Conciertos del Siglo”. Acerca de La vida musical de Charlie Parker” (pendiente de publicación). En el cartel, las actuaciones de Sonny Stitt y Charles McPherson con la Orquesta Teatro Lírico de Madrid, Dizzy Gillespie y su Cuarteto, Jay McShann, Billy Eckstine y la Big Band “The musical life of Charlie Parker”.

(2) Phil Woods interpreta Charlie Parker with strings… and more(The Jordi Suñol Archives, editado por Storyville en 2023) recoge la actuación del saxofonista en el Auditorio de Zúrich, el 13 de junio de 2005, junto con la Orquesta de Cámara de dicha ciudad suiza y el trío del pianista Ben Aronov con Reggie Johnson, al contrabajo, y Douglas Sides, a la batería.

(3) José María García Martínez, Sebastián Melmoth, “Phil Woods”. Cuadernos de Jazz núm. 33, marzo-abril 1996 (en

(4) Versión extractada del texto publicado en El País, “Phil Woods interpreta a Charlie Parker” (25-07-2005).



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